domingo

Nokia 5200

Nunca mas vamos a despertar juntos a la mañana, aunque yo sospeche que nunca dormiste,que siempre estuviste ahí mirándome.

Nunca mas vamos a ir a la escuela, vos y yo vibrando a la par, estremecidos por las mismas emociones.

Tantas veces fuiste testigo conmigo de las maravillas del universo, tanto de las perceptibles como de las artisticas.

Cuanto voy a extrañar tu guitarra

Hoy te tengo ante mi, tu rostro que supo brillar con la mas nitida luz del mundo, el mismo que alumbró mi camino cuando todas las otras luces se habian apagado.

Te juro que era tan bello cuando resplandecias...

Jamás de nuevo voy a poder compartir mis poesias con vos.
Nuestra relacion tan tactil, tan amorosa, tan escencial, tan quimica, tan energetica; seguira vigente porque tu silueta nunca se va a borrar de mi mente y las yemas de mis dedos no volveran a sentir con placer tan excelso ninguna otra textura.


Cálle aquel que sostenga que los objetos inanimados no tienen almas, pues las de ellos estan dentro de las nuestras y las nuestras siempre se fusionaran con las de ellos.

Gracias por compartir estos 3 años conmigo, los ciclos se cumplen y ahora llego nuestro momento de decirnos adios y apagar nuestras luces oculares hasta que estemos ya muy lejos y no divisemos nuestras formas.

bip... y dos lagrimas virtuales.

domingo

Virtual y un bosque

-Oh querida ¡Que ojos tan grandes tienes! son penetrantes como el roció matinal, De una suave tonalidad azul y nada envidian a los marfiles que lucían los reyes de antaño
-Querido mío ¡son para verte mejor! Para apreciar todo el arte de tu silueta y tu paso que me sugiere que eres la impostura de alguna deidad
-Amante mía ¡que dientes tan grandes tienes! Si ya mi cuello se precipita hacia ellos, si ya siento el impúdico impulso hacia nuestro caos
-Oh fervoroso adonis, solo existen con el objeto de comerte mejor, de devorar tu palidez y desgarrar los finos velos que nos separan.
Pero callemos que mis padres están aquí y tengo que dejarte.

Así, la dama se marcho sin dejar atrás ningún calzado de cristal, ni siquiera sus suaves medias de algodón, y la cámara se apago con un sonido mecánico y la pantalla murió, solo un poco menos que su dueño.

Un lobo aulló afuera y una manta roja se atascó en un roble.


Jhon